La opción económica
Pensemos esto: nuestro comercio tiene un mostrador muy amplio, con un espacio especialmente dedicado para un antiguo gabinete mini tower que no necesitamos para ninguna otra cosa. Pensemos, si no, en el equipo de la recepción, que de todos modos tiene un escritorio que puede contener una PC completa. O en el del taller, que va a ser usado en el contexto de un depósito estático. ¿Merecen esos puestos un equipo móvil? La respuesta es, lisa y llanamente, un no. En esos casos al menos, los equipos de escritorio siguen siendo la opción.
El porqué
Las razones son varias. Los equipos de escritorio son mucho más económicos de comprar, inmensamente más fáciles de reparar y mucho más flexibles a la hora de actualizar. Esto sin pensar, claro, que además tienen un ROI (tiempo de retorno de la inversión) mucho menor, ya que por defecto duran más tiempo -según un estudio de la consultora Regus cualquier equipo de escritorio tiene al menos 1 años más de vida que un par portátil- y tienen un costo de mantenimiento mucho menor. Además, puden ahorrarnos los problemas específicos de los equipos móviles - baterías, bisagras y golpes, por ejemplo- y pueden ser mucho más baratos de comprar entre otras razones ya citadas porque su configuración puede definirse con mucha precisión, lo que nos ahorrará componentes innecesarios o excesivos.
En síntesis
La llegada de los equipos portátiles al hogar y la pequeña oficina no debe ser pensada como un atentado a los equipos de escritorio. Lejos de eso, los equipos de escritorio son más adecuados que nunca para aquellas tareas en las que pueden brillar. Es que ahí está la clave en la compra de un equipo: habremos hecho el negocio correcto cuando hayamos comprado el equipo justo para la tarea requerida. Por lo tanto, el consejo es no contemplar los equipos móviles como la única opción, sino -en cambio- pensar los equipos de escritorio como aliados perfectos para la economía y el rendimiento de trabajo.
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